En estas semanas de negociaciones de la LOMLOE en el Congreso, estamos viendo resurgir un debate que tuvo gran relevancia en la pasada primavera: el de una #EducaciónNoSinArtes.
Detrás de esta proclama, millares de docentes, artistas y agentes culturales de todo el Estado español vienen reclamando una educación que otorgue a las artes el peso que merece en la escuela. Esta movilización ha desencadenado una multiplicación de tribunas, editoriales y artículos que comparten el convencimiento que las artes son un pilar esencial para formar ciudadanos críticos, sensibles, empáticos, capaces de activar su imaginación para hacer de este mundo un lugar más habitable.
Las impulsoras de este movimiento -entre las cuales se encuentran algunas de las personas que hacemos PLANEA- consideran que la nueva Ley de educación ha de corregir el impacto negativo -simbólico y a nivel de horarios- de la LOMCE. Entre las reivindicaciones más destacadas de NoSinArtes está el incremento de la carga lectiva, la consideración de la educación plástica, visual y audiovisual como materia común, y no específica u optativa, así como la creación de la figura del docente especialista de artes plásticas, visuales y audiovisuales en Primaria, equiparable a la que ya existe en música.
Tras el entusiasmo que suscitó esta iniciativa masiva, desde la red PLANEA establecimos un diálogo con NoSinArtes, buscando sumar fuerzas para una tarea que a ambas organizaciones nos parecía un reto y a la vez una necesidad: hacer llegar al Congreso enmiendas que pudieran enriquecer la labor parlamentaria en torno a la LOMLOE.
En ese ejercicio exigente de “bajar a enmienda” las demandas y planteamientos educativos que queríamos trasladar a los grupos parlamentarios, empezamos a hacernos algunas preguntas, que han quedado en gran medida por resolver. Por ello, justamente, nos apetece ponerlas en abierto:
- Si bien entendemos que el impulso inicial de NoSinArtes provino de docentes de didáctica de la expresión plástica, ¿por qué limitar estas reivindicaciones a las artes plásticas, visuales y audiovisuales? ¿En qué lugar quedan la música, la danza, el teatro o la poesía? ¿Tiene sentido entender que la danza queda cubierta desde la Educación física, y el teatro desde Lengua y Literatura?
- Si atendemos a la realidad cada vez más híbrida de las prácticas artísticas contemporáneas, y sobre todo, al sustrato común que sustenta las artes, ¿es coherente seguir pensando la educación artística en la escuela de manera compartimentada, disciplinar, academicista? ¿Qué pasaría si tuviéramos una asignatura de educación artística troncal, que acompañara a los alumnos y estudiantes a lo largo de toda su escolarización y pudiera ir mutando, enriqueciéndose, complejizándose?
- Llevando más allá esta pregunta: en secundaria, ¿cómo podemos hacer de estas reivindicaciones un terreno compartido con otros docentes de asignaturas no artísticas? ¿Cómo evitar el riesgo de ser leídos como meros “defensores de mi asignatura”? ¿Podemos aprovechar movimientos como el STEAM, la defensa de las humanidades y de la filosofía, los estudios sociales de la ciencia,… para romper la separación entre arte / ciencias humanas y sociales / ciencias naturales y matemáticas?
- Precisamente, las artes tienen una potencia específica cuando se trabajan y disfrutan de manera transversal, por proyectos, usándolas como metodología en otras asignaturas, como palanca para conectar la escuela con su afuera… Los tiempos de tutoría, extra-escolares, las salidas fuera del centro son maneras de darles juego. ¿Cómo propiciar estos usos y marcos flexibles en la Ley, con los recursos y condiciones materiales, laborales asociadas, para no dejarlos al libre albedrío? ¿Podríamos imaginar, del mismo modo que la figura de “Coordinación TIC”, una “Coordinación cultural” en cada centro?
- En Francia, donde PLANEA tiene una red hermana – PÉGASE-, el Ministerio de Educación entiende en su Hoja de ruta “Réussir le 100% Éducation Artistique et Culturelle” que la educación artística y cultural tiene tres ingredientes irremplazables: 1/ el conocimiento del arte, de su historia y tradiciones, pero también de sus preguntas, planteamientos y problemas propios; 2/ la práctica artística (inicial, amateur); 3/ el contacto con los creadores y creadoras, con los agentes e instituciones artísticas contemporáneas. ¿Qué palancas podemos activar para que la escuela pública facilite esta educación artística integral? En particular, los puntos 2 y 3 son los que plantean más problema a día de hoy, puesto que su disfrute suele recaer en el ámbito extraescolar, que introduce las desigualdades que todas conocemos… ¿Podemos diseñar, a nivel local, autonómico, estatal, de forma coordinada con las instituciones culturales, recorridos de educación artística, con enfoques 360º?
Si bien parecen ambiciosas, estas preguntas -y las propuestas que de ellas penden- bien podrían haber conformado uno de los ejes transversales que vertebran la LOMLOE, tal y como lo hacen los ejes de “Educación digital” o “Educación para el desarrollo sostenible”. Ese eje transversal de “Educación artística” sin duda habría permitido nutrir algunos de los objetivos y apuestas de la Ley: la igualdad de género, el STEAM (¡con esa A tan decisiva!), la “coeducación”, la “educación para una ciudadanía activa, crítica y global”, la innovación educativa, la “reconstrucción del consenso de la comunidad educativa” e incluso, como demuestran numerosos estudios, la mejora de los resultados escolares.
En cualquier caso nuestro apoyo al movimiento NoSinArtes se ha trasladado en un trabajo de incidencia política concreto de trasladar y sumar enmiendas para conseguir los objetivos tácticos que propone el movimiento. Nos encantaría verlas prosperar y dar sus frutos en el marco de la Ley y de los posteriores decretos y normativas autonómicas para generalizar al máximo estas prácticas. Mientras esto ocurre, desde PLANEA seguiremos ensayando y compartiendo propuestas a escuelas, institutos, instituciones culturales, consejerías y Ministerios.